lunes, 3 de marzo de 2014

Corto II

Se sentaron en la séptima fila de un lugar al que todavía le duele su historia para escuchar un poco de jazz y disfrutar de esa casi oscuridad que los envolvía. Sus encuentros (como también las distancias) solían estar signados por la música. En esta oportunidad el jazz. Bella música que les prestaba un clima de intimidad y caricias públicas tan acolchonado que los obligaba a cerrar los ojos para perderse por completo en la profundidad del momento.

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